Santo Domingo, Republica Dominicana, 21 de julio 2013.- Quien cree en esa frase popular que insinúa que las rubias son tontas, entonces no conoce a Elle Woods. El musical “Legally Blonde” narra la historia de amor y descubrimiento personal de esta joven, originaria de Malibú, cuya expresión favorita es la frase “Oh my God” y es encarnada de manera magistral por Akari Endo.
Bajo la producción general de José Rafael Reyes y la dirección de Gracielina Olivero, la obra basada en la novela de Amanda Brown, cuenta cómo la presidenta de la hermandad Delta Nu logra ingresar a la Facultad de Derecho de Harvard para reconquistar a su exnovio, Warner Huntington III, interpretado por José Julio Sánchez, y termina encontrando la felicidad en los brazos de Emmet Forrest (Héctor Aníbal Estrella).
El espectáculo, que dura aproximadamente dos horas y media, posee algunas líneas claves en el guión que logran sacar unas buenas carcajadas a la audiencia, complementado por una banda de 12 músicos dirigida por Luichy Guzmán.
Las voces notorias de Laura Rivera (Paulette Bonafonte) y de Laura Lebrón (Vivienne Kensington) estremecieron al público presente. José Lora, “Checho”, con un aire de Frank Sinatra al cantar, dio vida al prosefor Callahan.
Los papeles de Kyle (Enmanuel Caamaño) y Dewey (Mario Peguero) fueron los más cómicos.
La escenografía, diseñada por Yeimy Díaz y Haffet Saba, estuvo bien lograda, aunque en ocasiones lucía muy simple. Los perritos Bruiser y Rufus enternecieron al público, que compartió a la vez, opiniones en contra y a favor por un beso gay entre dos de los actores.
DETALLES
Vestuario. Una explosión de color rosa se apoderó del escenario con el hermoso vestuario de Elle, diseñado por Carlos de Moya.
El traje de conejo utilizado para la fiesta de disfraces es el más memorable de todos.
Baile. En cuanto a la coreografía, a cargo de Benny Pérez, cabe destacar que mezcla elementos urbanos donde se aprecian pasos propios del dembow. Un número protagonizado por Laura Guzmán (Brooke Wyndham) cautivó a los presentes por la perfecta sincronización de los bailarines en el uso de cuerdas de saltar.
Fuente: Listin Diario / Claudia Fernández Soto