MÉXICO, D.F., octubre 25 (EL UNIVERSAL).- Con medio siglo de rock, uno de los grandes iconos del género, Miguel Ríos, ha decidido dejar los escenarios, consciente de que tendrá que pagar un costo.
“La decisión de dejar esto tiene un costo anímico muy importante y fuerte”, dijo y aseguró estar bien armado intelectual y anímicamente, para no echarlo de menos.
Y cuando lo eche de menos siempre habrá un amigo que vaya de gira por Granada, me subo, canto con él y ya está, me echo el palomazo”, dijo sonriente el cantante español y señaló que su decisión es definitiva “eso de volver no va conmigo”.
“No quería correr el riesgo de dejar un mal recuerdo a mis seguidores por seguir enganchado al narcotismo del aplauso”, dijo y añadió: “La energía que necesita el rock debe ser infinita, no quiero llegar a ser un juguete roto sobre un escenario, ni hacer el álbum ‘Rock and ruco’”, señaló bromista.
Pero no se alejará por completo del rock: “No puedo cortar una adicción tan profunda en seco, necesita una especie de desintoxicación.
Me gustaría poner mi voz en actos solidarios”, dijo.
El cantante también expresó su deseo de escribir.
“Me apetecería escribir, es de lo que más me entretiene y motiva, pero no sé hasta qué punto tendré talento para complacer a los demás”.
Ríos considera que el rock ha perdido influencia en la sociedad, pero sabe que la gente sigue encontrando formas de manifestarse.
“No creo que la música del 15-M (movimiento social: Los indignados) tenga que ver con ‘me has robado el corazón, me partiste no sé qué y voy a llegar a tu almohada soñando en que alguna vez serás mía’, la gente del 15-M le mient...la ma...a quien necesite, pero eso ya es materia de los que vienen”, dijo.
Recuerdos imborrables Uno de los conciertos más emblemáticos de la historia del rock en nuestro país fue el de Miguel Ríos en la Plaza de Toros en 1987.
“Ha sido una de las cosas más importantes en mi vida; no se podía perder esa oportunidad, se habían conseguido los permisos con mucho esfuerzo y dando garantía de que no ocurriría nada (malo)”, recordó Miguel Ríos.
“La Noche Roja” en 1987, que fue la primera gira equipada en Inglaterra, donde Ríos y otros pudieron tocar con la tecnología de bandas anglosajonas; o “El rock de una noche de verano”, conformada por 32 conciertos en la que logró convocar a más de 700 mil personas.
Ríos ofrecerá sus últimos conciertos en México el 27 de octubre, en el Auditorio Nacional, el 28 en El Plaza Condesa y el 30 será su debut y despedida en el Festival Internacional Cervantino.
“Me da emoción que sea mi última actuación en mi vida rockera, don Miguel (de Cervantes) fue un rockero de su época.
No podía ir contra de lo establecido, pero se inventaba unas fábulas para ridiculizar a todo lo que le tocaba al rededor y en ese sentido puede ser un gran colofón a mi carrera”, expresó.